Soy una convencida de lo sabio que es nuestro cuerpo. Y esta vez, como tantas otras, me demuestra que debo intentar escucharlo y darle cabida a sus señales, por difícil que me resulte.
No sé si lo han notado, pero ya no tengo el tiempo que tenía antes para escribir en mi blog. Ni para eso ni para casi ninguna de las cosas que me encanta hacer. Sólo hay tiempo para el trabajo, los estudios y mis hijos. Y claramente, para ellos tampoco está alcanzando.
Hace días venía advirtiendo que el cansancio estaba terminando con mi energía. De hecho, me levantaba con los ojos hinchados a pesar de haber dormido lo suficiente. No por nada dejé en mi último post un poema titulado "No Te Rindas"...
El martes en la tarde mi cuerpo dejó entrar una jaqueca que se instaló en él durante más de 36 horas. Fue la jaqueca más fuerte que recuerdo haber tenido. El jueves me levanté e intenté volver a la "normalidad" (¿es normal vivir agotada?) pero mi cuerpo dejó entrar a una bacteria. Resultado: estoy en cama desde hace más de 48 horas, terminé en la clínica haciéndome un montón de exámenes y ahora tomo antibióticos. La fiebre aún no baja, por lo que no he podido cuidar a mis hijos, lo que me ha obligado a pedir ayuda a su padre y mi madre, quienes han sido muy comprensivos y me han reemplazado al 100% en mis tareas de mamá.
He estado muy tranquila. He dormido como hace tiempo no lo hacía. Ni siquiera he estado de ánimo para sentarme frente a un computador, lo que ha significado que esta enfermedad se encarnara en una especie de desintoxicación completa.
Lo que no me gusta es que yo misma comenté con alguien el jueves por la mañana que me sentía tan sobrepasada que temía enfermarme. ¡Soy capaz de ver mi necesidad de tiempo, ocio, intimidad, descanso y no puedo atender a ella!
Hoy me hago el firme propósito de cambiar algunas cosas. Necesito urgente sacarme de encima algunas responsabilidades. Y ahora que mi cuerpo ha hablado más claramente que mi boca, me comprometo conmigo a hacer importante modificaciones.
No me gustaría que este tema se torne más serio y decir: "Yo lo sabía y no hice nada". Por eso lo dejo aquí, escrito. A ver si el compromiso con quienes me leen le da fuerzas al que hago conmigo.
¿Les ha pasado algo parecido a uds.? Me imagino que más de alguna madre sobrepasada se sentirá identificada con mi relato. Sería bueno que este espacio en mi blog diera paso a contar nuestras experiencias y darnos mutuamente ideas para poder descansar y mantenernos sanas...
Yo, por ahora, me quedo aquí, descansando por enfermedad y esperando vuestros comentarios.