Como muchos de ustedes saben, mi hijo Cristóbal padeció un trastorno digestivo severo que le impidió comer por la boca durante muchísimo tiempo. A los 11 meses de edad le realizaron una gastrostomía, lo que hizo más fácil su alimentación por sonda desde ese momento hasta casi cumplidos los 6 años de vida.
Una vez cumplidos 6 meses sin haber usado la gastrostomía, su cirujano le retiró el botón, luego de lo cual lo más probable era que los tejidos del estómago y piel cerraran y cicatrizaran solos. Sin embargo, como mi niño tiene mala suerte, fue uno de esos pocos casos en que el orificio no cierra debido a que se formó una fístula. El Dr. nos advirtió que en casos como éste, lo más común es que algo de comida se "escape" por la fístula, manchando la ropa e incomodando mucho al niño.
Sin embargo, el orificio que le quedó a mi hijo no drena nunca... O casi nunca (tal vez una vez cada 3 meses salen par de gotitas de él). Su cirujano fue claro: no hay riesgo alguno en dejar su abdomen como está. Puede hacer absolutamente cualquier actividad, como ir a la playa, bañarse en una piscina, hacer deportes etc.
Sin embargo, Cristóbal parece no olvidar nunca que la fístula está ahí. De hecho, un par de veces ha dicho que él es un niño diferente por su hipoacusia (sordera) y también por sus dificultades para comer por la boca. ¡Y eso ya no es así! Hace más de 3 años que come por la boca, y poco a poco ha llegado a comer prácticamente cualquier cosa (aunque aún le cuesta tragar alimentos demasiado duros o secos, como trozos de carne seca, por ejemplo).
En fin. A mí la marquita en la piel de su abdomen me parece inofensiva. Yo la veo pequeña y casi no la noto. Pero él se encarga de hablar de ella con otros niños cuando se saca la polera en piscinas o playas. Es como si, frente al temor de parecer "raro", él eligiera adelantarse y hablar sobre el tema. Les comenta que tiene dos ombligos o que fue a la guerra y recibió un balazo. Son bromas que ha preparado para defenderse contra la sensación de ser diferente. Y los demás niños, con su natural curiosidad, lo miran, le piden que les muestre una y otra vez el agujero, etc.
Su padre y yo hemos pensado mucho en operarlo para cerrar de una vez el orificio y ayudarlo a cerrar emocionalmente el tema en su corazón. Sin embargo, tomar la decisión es muy difícil: él no quiere porque ha sido intervenido 5 veces y odia las cirugías, no nos gusta nada tener que someterlo a una operación por un asunto estético, y, hablando de cosas prácticas, no es nada de barato pagar la operación y estadía en la clínica.
Hoy fui con mis niños y una amiga mía con sus hijos a un club de golf del que ella es socia. Fuimos a la piscina, pero no hacía demasiado calor como para que los niños se bañaran. Lo que sí hicieron fue ponerse traje de baño y correr por el pasto, subirse a los juegos, etc. Cristóbal vino de pronto a decirme que se quería sacar la polera, pero al segundo siguiente se arrepintió: "Es que no quiero que todos me miren el hoyito y me pregunten". Mi amiga y yo le dijimos que el "hoyito" es muy chico y que nadie lo notará. Además, si alguien lo nota, no tiene razón para avergonzarse. Creo que como él siempre se adelanta y habla de su fístula antes de recibir miradas y preguntas, no sabe si es notorio o no.
Pero es un tema que ronda por su cabecita. Y por lo tanto, queda dando vueltas en la mía también.
Si la decisión dependiera 100% de mí no lo operaría por nada del mundo y me olvidaría del tema. Sin embargo, hay factores emocionales de mi hijo involucrados en esto. Es algo que permanece pendiente en su corazón, pero no se atreve a tomar la decisión de operarse porque le da miedo. Él sabe que si lo pide, tendrá su cirugía y cerraremos el tema.
¿Tendré que tomar la decisión por él? ¿Será bueno dejarlo con el conflicto interno que le produce la dichosa fístula? ¿O será mejor guiarlo a pensar que el agujerito no es nada y que lo olvide? (esta tercera opción no es viable, puesto que tiene un tremendo significado por su historia de "discapacidad" para comer).
Algunos adultos opinan que debemos operarlo. Luego, cuando explico porqué no lo hemos hecho, cambian de opinión y dicen que mejor lo dejemos así como está.
Como ven, es algo no resuelto sobre un tema que no es grave, pero que, por no serlo, lleva más de tres años pendiente.
¿Qué creen uds.? Me encantaría recibir opiniones de personas que no conocen personalmente a mi hijo ni a mí.
Les dejo, para que vean la fístula, una foto donde se nota claramente.
¿Ven ese agujerito sobre su piel debajo de las costillas? Ésa es la famosa y supuestamente inofensiva fístula.