A veces la madre y la Psicóloga que conviven en mí se dan las manos y se unen para llevar a cabo ciertas tareas. Cuando la Psicóloga ayuda o aconseja a la madre, es agradable. La segunda siente que cuenta con una amiga confiable, con un apoyo invaluable que le presta sus conocimientos para hacer las cosas de la mejor manera posible.
Sin embargo, en otras ocasiones, ellas no están de acuerdo, y eso es complejo. La madre siente una cosa, y ahí aparece la Psicóloga para rebatírsela, más con argumentos racionales que con sensaciones. A veces gana una, a veces la otra. Pero siempre intento amistarlas para hacer de ellas un buen equipo que me ayuden en la difícil tarea de criar trillizos.
La madre que hay en mí me ha estado diciendo últimamente que la cuota de dolor que mis hijos estaban capacitados para tolerar en la vida ya fue copada. La mamá recuerda el dolor físisco que viviron desde el día en que vieron la luz, pero sobretodo, el dolor emocional. La madre no puede obviar que estuvieron "abandonados" dentro de una incubadora cuando apenas se empinaban sobre el kilo de peso. Y recuerda también que después vinieron enfermedades, secuelas, más hospitalizaciones, exámenes e intervenciones invasivas. La mamá que llevo dentro, a veces se siente convencida de que al año de vida, cada uno de sus hijos ya había sufrido más que ella misma durante los 27 años que tenía en esos momentos. Entonces, no puede dejar de creer, o más bien sentir, que ya está copada la cuota de dolor que estos niños estaban destinados a sufrir. Es por esto que intenta protegerlos, que intenta "acolcharles" el camino para que las caídas no duelan tanto ni hagan tanto daño. Es por eso que alguien dijo por ahí que es un madre aprensiva. Sinceramente, creo que esa persona que dijo aquello está equivocada: la madre que llevo dentro ha "lanzado" a sus hijos al mundo intentando "normalizarlos" todo lo posible. Los lleva a un colegio regular, les da permiso para ir a las casas de sus amiguitos, los mira trepar a los árboles y, cuando se caen, les pregunta si acaso dolió, y pretende estar siempre ahí para ellos. Pero no puede evitar desear que no sufran... considera que ya sufrieron demasiado.
En cambio, la Psicóloga que llevo dentro discute con la madre e intenta mostrarle que el dolor de los primeros meses no necesariamente ha dejado en ellos una cicatriz que los hace más vulnerables o más débiles. Esta Psicóloga le habla a la mamá de la famosa "resiliencia", es decir, de la capacidad que tienen algunas personas para "rearmarse" y, más aún, salir foralecidos de experiencias dolorosas o traumáticas. La profesional conoce a estos tres niños tanto como los conoce la madre, y está absolutamente convencida de que son personas realmente resilientes, y que el dolor y la soledad de los primeros meses los ha hecho niños más fuertes de lo que hubieses sido si hubieses sido guaguas de término y sanas desde un principio.
La madre quiere creerle a la Psicóloga, y muchas veces confía muchísimo en sus conocimientos y en su intuición. Sin embargo, al ver que existen potenciales situaciones que pueden dañar el alma de sus niños, no puede evitar desear quitar de sus caminos todos los obstáculos y regalarles una vida fácil y perfecta.
No sé si acaso la Psicólga confía más en mis trillizos que la mamá. No sé si acaso la mamá los quiere más que la Psicóloga. No sé quién tiene la razón. Lo cierto es que estas pugnas internas entre dos partes de mí misma a veces me confunden y me hacen dudar. Si lo pienso bien, creo que, impulsivamente, le hago caso a la madre, pero reflexivamente suelo creerle más a la Psicóloga. Y como la profesional confía en que mis niños son seres resilientes, tendré que confiar más en ellos y retener a la madre impulsiva que quiere correr a protegerlos de cualquier dolor. No digo que sea fácil... Es una lucha diaria, pero es parte de mi realidad como Natalia, la mujer que tiene en sus manos la crianza de Antonia, Pedro y Cristóbal.
10 comentarios:
Mmm natalia
supongo q tanto la madre como la psicologa tiene razon.
uno como madre siempre querra acolcharles el largo camino q recorreran aunq a veces no funcione o no nos corresponda .. Y tb se q la psicologa sabia en ti, por su parte razon tiene en q los dolores de esos anos no dejaron cicatrices .... Y q si las llegasen a existir, la mami debe confiar en q la normalizacion q ha hecho en sus vidas hasta hoy, solo ha construido ninos resilientes q conocen el dolor y q aun asi estan de pie, son felices y q mas aun son capaces de aceptarlo , volver a levantarse y mirar cn frente en alto al futuro del color q les pinte
Natalia.
No luches con las dos mujeres que llevas en ti, ambas se complementan, utiliza lo mejor de cada una tal y como lo has hecho hasta hoy. Sin la protección que le has dado a tus tres hijos y sin haberles retirado alguna de las rocas del camino ellos no serían lo que hoy, no retengas los impulsos de la madre, porque ellos son tan sabios como el conocimiento de la sicóloga. Ustedes viven el dolor y la resiliancia, eso los hace avanzar, mirar atrás y darse cuenta de los logros.
Saludos. Pamela.
Ambas tienen razon! Es normal que como madre quieras evitarles cualquier tipo de dolor...mas sabiendo todo el que ya tuvieron que sufrir con sus poquitos años... pero tambien es cierto q esos niños son mas fuertes de lo que te imaginas (como mama)...Y vos tambien lo sos Nati! Ya te dije que te admiro verdad? :)
me gusto mucho tu post, a mi tambien me ha pasado, encontrarme en una lucha y tener que pensar como mama o como psicologa, al final sea como sea que se vean las cosas, se ven para bien de nuestros hijos.
Nuestra profesion nos da puntos a favor a la hora de la crianza y cuidado de nuestros niños, eso es seguro =)
Creo que todas las madres tememos que nuestros hijos sufran el mínimo dolor aunque sabemos que no siempre podremos evitarlo. Es bueno que las dos os podáis compenetrar así!
Te comprendo perfectamente, mi hija también estuvo en la incubadora y le hicieron muchas pruebas, análisis e incluso una RM con anestesia general a los 3 meses y con 2 kilos de peso. Yo no puedo evitar sobreprotegerla a veces pero también veo que es una persona muy fuerte y con mucho genio y carácter. La madre y la psicóloga han de ponerse de acuerdo y apoyarse. Un beso
¡Te entiendo perfectamente Natalia! A mí me pasa exactamente igual con Martín. Pienso y siento que ya colmó su cuota de dolor y sufrimiento y sí, soy una mamá aprehensiva y no pretendo dejarlo de ser, no mientras Martín no tenga más herramientas para explorar su realidad, no mientras dependa de mí y de su papá para todo... Pero en tu caso sospecho que la mamá y la psicóloga logran un maravilloso equilibrio, felicidades!!!
Yo sinceramente creo que son niños más fuertes!! Así lo pienso de mi hija también, han superado tantas cosas, precisamente por ello están fortalecidos!!
Un abrazo.
Afortunadamente puedes hacer un balance entre la mamá y la Psicóloga donde puedes sacar lo mejor de cada una. Recuerdo que una vez que las niñas estaban hospitalizadas una persona muy querida me dijo que los niños se recuperaban muy fácilmente y que no me daría cuenta de cuando estuvieran riendo superando todo lo mal que lo habían pasado. En vez de confortarme sus palabras sentí rabia y pensé claro como a ella nunca le ha pasado es fácil decirlo. Hoy después de harto tiempo miro atrás y noto como aun me afecta todas las situaciones difíciles que hemos vivido con las niñas, que solo con recordar las lágrimas automáticamente corren por mi cara y me dan ganas de abrazarlas y prometerles que nunca nada les volverá a suceder.
Ojalá todas las mamás pudiésemos tener ese equilibrio, no me cabe ninguna duda que las dos juntas forman una ecuación perfecta entre la razón y el amor.
Un enorme abrazo, como siempre dando justo en el clavo.
QUE BUENO TENERLAS A LAS DOS...MIRA SI TUVIERAS UNA PROFESIONAL CON POCA SABIDURIA EMOCIONAL.... tus hijos son unos privilegiados de que en tu cabeza exista esa discusión....las dos tiene toda la razon del mundo. bess, lucre
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