Cuando se habla de apego siempre se habla de un vínculo. Es algo que ocurre entre dos, algo recíproco. El bebé busca a la madre y ella está disponible para que su hijo encuentre en ella lo que el hijo requiere y así poder satisfacer sus necesidades.
Sin embargo, a pesar que se entiende que hay dos seres activos en esta relación, casi siempre aparece la mamá como la que entrega y el hijo el que recibe invariablemente. Y claro, el niño es frágil, necesita protección, contención, alimentos y cuidados básicos. Sin embargo, a veces nos olvidamos de lo importante que es aprender a recibir lo que nuestros niños quieren entregarnos.
Muchas veces estamos tan ocupados de cuidar que pasamos por alto pequeños gestos de retribución, de "protección" o de entrega que nuestros hijos tienen para con nosotros. Quién no ha vivido la preciosa experiencia de ver llegar a su hijito con una pequeñísima flor que ha cortado por ahí y que es "para la mamá", quién no ha recibido un dibujito, una caricia, una sonrisa, un ruidito como un pequeño-gran regalo que nuestro niño nos hace.
Algunas madres reciben estos regalos con algo de indiferencia. Se empeñan en creer que el vínculo seguro consiste exclusivamente en hacer sentir protegido al hijo. Y olvidan que parte de amarlo es hacerle sentir que él también es capaz de entregar y que lo que regala vale muchísimo simplemente porque proviene de su amor y de su esfuerzo.
Personalmente me gusta que mi madre reciba con alegría los regalos que le hago. No me haría sentir bien que dijera, como otras mamás lo hacen, que no era necesario, que para qué gasté mi dinero en ella, que ella no necesita nada mío. No. Amar es saber recibir tambien, y aunque parezca extraño, a veces es mucho más difícil recibir que entregar amor a nuestros retoños.
Toda esta reflexión viene a causa del día tormentoso que tuvimos ayer. Finalmente, logré apaciguar un poco los ánimos cuando encontré unas telas y unos óleos y puse a mis hijos a pintar "cuadros" para regalar en Navidad. Luego busqué papel de regalo, cintas, tijeras y todo lo necesario para que ellos mismos envolvieran los regalos que ya habían puesto a secar al sol.
Ver las caritas de tres niños pequeños planeando a quién dedicarán una pintura, cómo la envolverán e imaginando la expresión de sorpresa del destinatario es una experiencia conmovedora. Ellos no necesitan recibir y recibir regalos y llenar la casa de juguetes el día más mágico del año. Requieren sentir que participan de una dinámica en la que todos nos hacemos un poco más felices los unos a los otros y nos entregamos regalos mutuamente porque dentro del papel viene envuelto un puñado de amor.
Me gusta ser consciente de esto. Me gusta saber que uno de los regalo que recibirán mis niños este año será verme colgar orgullosa los cuadros que pintaron con sus propias manos en alguna de las paredes de mi pieza. En eso consiste un vínculo sano. Quiero que sepan que lo que ellos hacen por los demás tiene un valor incalculable.
13 comentarios:
Wow, Natalia, profunda reflexión. Nunca había mirado el apego desde esta perspectiva y estoy muy de acuerdo contigo. La mayoría de adultos no sabemos recibir, no vemos lo que guarda el acto de recibir y lo que implica el aceptar de corazón.. sin sentirnos en deuda o no merecedores. Lo que pasa es que, como casi siempre, cuesta salirse de nosotros mismos para verlo desde la otra persona. Me has hecho pensar mucho y ver este tema con mas claridad. Gracias por compartir! Besos!
Que hermoso Natalia, me gustan mucho tus reflexiones. Gracias por compartir el amor. Sandra.
Qué bonito Natalia. Me emociona leerte muchas veces y ésta ha sido una de ellas. Tomo nota. Gracias!!
Totalmente de acuerdo, hay q dejarles q nos demuestren ese amor. Mi peque me trae margaritas que recoge en el parque cuando sale del colegio, le suelen recoger mis padres y él trae la florecilla con todo cuidado por el camino hasta casa. Esa pequeña flor me gusta más que el más elaborado de los ramos!
Joe, estamos todos malos... y eso que allí estáis de primavera... nosotros ya terminando con el catarro....
Qué buena idea lo de los regalos... de pequeña me encantaba hacer regalos a la gente que quería, y más aún hacerlos, algo que sigo haciendo hoy en día... Y es que, como dices, entregar y que sea bien recibido llena mucho a los niños... Viva la reciprocidad!!!
Que bonito!!! justo pensaba sobre esto ayer. Yo chille porque mi niña me tiro del pelo al punto de que pense que me habia arrancado un mechon. Mis niños se quedaron paralizados porque pensaban que me habia pasado algo, me imagino. Mi gordito que suele ser de poco llorar, es el mas fuerte de todos, se echo a llorar y vino hacia mi a abrazarme, esto me conmovio mucho y lo tome como un regalo, un sonsuelo y una forma de empatizar con su mami. Quiza simplemente se asusto por mi grito, jijiji, pero me gusta pensar que vino a consolarme, como hago yo cuando se dan un coscorron o algo asi.
Gracias chicas por sus comentarios! Y gracias a las que compartieron sus experiencias recibiendo de sus hijos. Creo que este tema es más importante de lo que pensamos. Seguiré "haciéndole propaganda" a este´post... jajajaja!
Besos a cada una.
Ese es un hermoso trabajo... y si, por favor, continúa difundiéndolo!!!!
Saludos.
¡Hermoso! no hay nada más hermoso que saber recibir esos lindos regalos que nos hacen nuestros hijos. Yo amo todas y cada una de las sonrisas que me regala mi bebé a diario. :D
Mi niño es todavía muy pequeñito para eso de cortar una flor y dármela o hacerme un dibujo, pero ansío que ese momento llegue.
A cambio me tomo sus besos y abrazos como el mejor de los regalos que me han hecho nunca
hola Natalia, como estas... Que lindo lo que escribis, acuerdo con vos en el vinculo y la reciprocidad. Tengo una hermosura de 1 año y 4 meses llamado Luca, que me hace reir y me sorprende cada dia con sus cosas nuevas y todo lo que aprende.
Sin embargo estoy un poco triste porque el nene no me extraña y llora cuando el papa se va a trabajar, a mi me saluda sin problema. ESta muy pegado al padre y eso me ha confundido.
Tal vez es una tonteria pero siento que le doy poco, como trabajo e intento que el vaya cobrando independencia, no se... pero me preocupa.
Besos
TE felicito por el blog
Comparto tu visión.
No es algo que me hubiese planteado, pero desde luego considero importante saber dar y recibir en un vínculo con otra persona. El saber recibir con nuestros hijos hará que crezcan sabiendo que les queremos y les valoramos.
Que bonito Natalia. Cada vez que recibimos de nuestros hijos con los brazos abiertos, creamos una perla en nuestra memoria. Hagamonos un collar con todas las caricias, los besos, los abrazos, los cuadros...que nos dan nuestros hijos :)
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