miércoles, 6 de julio de 2011

Prematurez (Parte X): El Miedo

Si bien tener a mis tres hijos por fin en el lugar donde siempre debieron estar, en nuestra casa, fue una alegría tremenda, el miedo comandó mi vida durante los primeros días y meses de nuestra vidas compartidas.

Ser madre primeriza probablemente no me ayudó mucho, además de todas las advertencias que los médicos nos hicieron al darles el alta, que en mi mente y en mi corazón se dibujaron más como amenazas que como otra cosa.

Seguramente tampoco me ayudó el hecho de haber visto a las matronas tan hábiles para cambiarlos, moverlos, alimentarlos y cuidarlos. Mis manos parecían más las de una niña torpe y asustada que las de una mamá adueñada de su rol con todas sus implicancias. Tenía miedo de dañarlos, de quebrar sus frágiles dedos al cambiarlos de ropa, de ahogarlos con la leche, de no saber notar síntomas alarmantes en niños tan delicados, de no limpiar bien sus ojitos, de dejarlos resbalar en la tina al bañarlos... En fin, casi todo lo que una mamá "normal" hace con sus hijos me atemorizaba.

Y claro, como el destino se empeñó en ponernos desafíos, a los 3 meses de vida, cuando Antonia tenía apenas poco más de un mes viviendo con nosotros, noté su frente algo más caliente de lo esperable. Le puse el termómero y marcaba 38° grados. Algo que hoy me llevaría a acudir a un simple paracetamol, me llevó a llamar de urgencia al Neonatólogo, quien me ordenó hospitalizarla de inmediato en la Unidad de Neonatología.

Pesadilla: otra vez estábamos en el mismo lugar con nuestra niña, quien había estado tan alegre como siempre, había comido bien y dormido igual que siempre. Sin embargo, los exámenes que se le realizaron esa misma noche arrojaron una infección urinaria severa que ya se había convertido en septicemia. Su vida estaba en riesgo, y apenas logré notarlo.

Nos significó una semana más de vivir en la Neo, un montón de antibióticos intravenosos para curar la enfermedad, pero sobretodo, corroborar la tremenda fragilidad de esos tres niños que ahora estaban bajo el cuidado de padres inexpertos.

Gracias al destino, a la intuición o no sé muy bien a qué, me alcancé a dar cuenta de que había un síntoma en ella que era indicador de una grave condición. Sin embargo, mi miedo se acentuó... Ya no bastaba con que subieran de peso y parecieran sanitos y hambrientos: desde ese  día en adelante, cualquier señal podía hacerme pensar que algo muy grave estaba pasando con alguno de mis hijos.

Sin duda, después de ese episodio, que, afortunadamente no tuvo secuelas para sus riñones, mi estado de alerta se exacervó. Y cuando se está en alerta durante demasiado tiempo, el estado emocional de las personas comienza a resentirse.

Realmente supe lo que era el miedo y el estrés de la gran responsabilidad que había istalado la vida sobre mí. Supe que la aparente fragilidad de mis hijos no era sólo una apariencia, sino una realidad que logró estresarme y llevarme a estados de agotamiento impensados.

Hoy miro hacia atrás y siento algo de compasión por esa madre primeriza que tenía tanto miedo de equivocarse. Realmente fueron tiempos duros, sin contar con muchos otros episodios que nos llevaron de vuelta a la Neo con los otros dos niños y que, cada vez, me hacían sentir menos eficiente, más temerosa y agotada.

Tener un hijo prematuro no es sólo tener un hijo que nace más pequeño que otros niños. Es tener en tus manos a un ser tan frágil y vulnerable que muchas veces llegas a sentir que  no serás capaz de cuidarlo y protegerlo como quisieras. Es duro, muy duro, sobretodo cuando el destino se encarga de hacerte recordar cada ciertos días que en cualquier momento lo puedes perder.



Antonia a los tres meses.

8 comentarios:

De chupetes y babas dijo...

Ufff, cómo te entiendo, qué difícil es...

No llegó a la seriedad de lo que le pasó a Antonia, pero a los pocos días de tener a Valeria en casa, cuando apenas pasaba 2.300 se cogió una gastroenteritis... la llevé por tres veces al pediatra de cabecera, las tres veces me dijo que a la niña no le pasaba nada...pero una intuición me hizo llevarla a Urgencias del Hospital y allí nos dijeron que tenía una gastroenteritis... se libró de ingresar de milagro, recuerdo el miedo y la angustia que pasamos...

Un abrazo.

Maria José Estévez dijo...

Querida Natalia, yo creo que todas las mamás primerizas hemos pasado en mayor o menor grado por esa angustia de irte a casa con un bebé de días y tener siempre el miedo a hacer algo mal, para cuanto más si no es un bebé sino tres y encima con esa fragilidad de ser prematuros... Pero no crees también que ese miedo a que les pase algo nos acompañará siempre? Yo creo que si, que ya no volveré a tener la tranquilidad de antes de ser mamá, y más en mi caso que ya sabes lo que me tocó vivir con mi segundo hijo, ahí es cuando te das cuenta de que la vida es extremadamente frágil...
Un beso enorme, como siempre me encantó leerte.

Carolina García Gómez dijo...

Ahhhhhhhh, si yo todavía me despierto a media noche (pocas veces, pero aún lo hago) a revisar si Martín respira, si no ha vomitado, si no tiene la cobija encima... Es que es tan difícil dejar de sentir miedo e impotencia cuando nuestros hijos han pasado por etapas de riesgo vital... Pero poco a poco uno lo va logrando o por lo menos ya tenemos etapas largas de tranquilidad. Gracias por este Post Natalia, abrazos a esos dos príncipes y una hermosa princesa.

Vicky dijo...

Ay Natalia... me hiciste llorar imaginando como te sentías en ese momento, viéndome reflejada en esas “situaciones” en que nos supera el miedo a fallar, a equivocarse, y donde sientes que estás ahí, siempre viviendo al límite…
En mi caso han pasado 3 años, y aunque me esfuerzo en dar vuelta la hoja muchas veces el miedo se apodera completamente de mí, volviéndome a sentir torpe.
Hoy debes sentirte orgullosa de todo lo que has crecido, imagínate hoy eres una mamá increíblemente fuerte que con tus palabras nos ayudas y nos acompañas en este camino que muchas estamos recién comenzando… Ojalá en esos momentos hubiera habido una Natalia para ti.
Un tremendo abrazo, Vicky
(I know ando muy sensible jajaja)

Unknown dijo...

Realmente es impresionante el sentido y la intuicion maternal, pienso que son tan valiosos estos espacios donde se comparten experiencias, gracias por relatarnos con tanto detalle estos dificiles momentos, mil gracias amiga

Mami dijo...

Creo que la palabra miedo se queda corta con la angustia que se siente con todas las indicaciones recibidas que suelen resultar insuficientes para nosotras mamás primerizas...

La primer noche de la bebé en casa se congestionó un poco de la nariz, me dió pánico.. crei que se quedaría sin respirar.. pasé la noche en vela, y a la mañana siguiente le llevé de nuevo al hospital, y me dijeron que era común eso entre los prematuros.. gotitas de solución salina nada más... poco a poco fui agarrando confianza...

Es todo un proceso... y seguimos..!

Un abrazo, =)

Mama de Mique y Maite!! dijo...

Hola Natalia, siempre te leo, y me siento tan identificada...tengo dos hijos, uno de seis años que nacio con 36 semanas y sin complicaciones y una beba de casi un año, que nacio con 26 semanas y 700grs. de un embarazo de gemelas, que no fue... es terrible el miedo que genera tener un ser tan fragil para cuidar; Mi Maite peleo como una leona y gracias a Dios esta con nosotros, sin embargo, a pesar de ser mi segunda hija, la experiencia fue tan diferente a la de mi primer hijo, que todo saber previo parecia inutil...mi primer hijo no tomaba corticoides a diario, ni diureticos, ni tenia sus pulmones enfermos, ni problemas para succionar...sin embargo, aunque cada vez me siento mas "apta" para cuidar a mi Maite, el miedo a lo inesperado no me abandona nunca. A veces me dicen aprensiva o negativa, pero cuando se tiene un chiquito tan delicado, no se puede dejar de pensar en que quizas en algun momento, tal como al principio las cosas no salgan como esperamos...de a ratos es estresante vivir a diario sin tener seguridades, solo mucha fe! y una certeza que confirmo a diario al ver sonreir a mi Maite, todo, pero todo lo vivido en esos momentos tan duros, ha valido la pena!! Cariños y gracias por crear este espacio en el que podemos compartir!! Besos!!

cintia dijo...

Que bonito blog, acabo de encontrarte, intentaré ponerme al dia que me ha gustado mucho. Yo también tengo trillizos prematuros y se me pone la piel de gallina cuando leo experiencias de otras mamis, un beso para los 4!!