domingo, 18 de septiembre de 2011

La Capacidad Para Estar Solo

No pretendo dar cátedra sobre el tema, porque aparte de ser Psicóloga y haberme fascinado con este concepto, no soy una eminencia en la toría que está a la base de él.

Intentaré evitar errores conceptuales, pero mi intención última es explicar a madres y padres el concepto de Donald Winnicott denominado la capacidad para estar solo.

¿Que porqué me interesa y llama tanto mi atención este asunto? No tengo respuesta. Sólo recuerdo que desde que tuve que estudiarlo en mis años de universitaria, fue un concepto que caló hondo en mí, y que hoy, por circunstancias de la vida, ha vuelto una y otra vez a mi cabeza y corazón.

Para comenzar, diré que Winnicott habla de un primer momento de la vida del bebé denominado dependencia absoluta. Durante esta etapa, la madre suele entrar en un estado especial en que sintoniza con su hijo y sus necesidades, siendo capaz de proveer los cuidados que éste necesita a tiempo. Durante este período el niño requiere más que nunca de la contención, apoyo y presencia de su cuidadora.

A través de recurrentes experiencias de recibir de su madre lo que necesita, el bebé comienza a sentir que el mundo es bueno, que contiene lo que él requiere, consiguiendo pasar a la etapa que sigue: la de la dependencia relativa.

Dutante esta segundo estadio, la madre comprende que su hijo requiere que ella deje de atender a sus demandas tan pronto aparezcan. Entiende que, lentamente, debe ir "fallando" de modo que el niño consiga experimentar que, si bien el mundo es bueno, no es él quien crea los objetos que lo satisfacen (por ejemplo, comprender que no es su llanto el que crea un pecho lleno de leche que aparece de manera instantánea.)

La madre intuye también que el niño ha llegado a un nivel de madurez mayor y que ha conseguido llegar a un punto en el que puede comenzar a desarrollar la capacidad para estar solo. Sin embargo, el autor habla de una paradoja, ya que esta capacidad sólo comenzará a desarrolarse en presencia de la madre. Es decir, la capacidad para estar solo es conseguida sólo en la medida en que la cuidadora esté presente, pero sin interferir en el estado en el que el niño entra. Ella simplemente está, y el bebé, gracias a su presencia, logra abstraerse y tal vez explorar ciertas texturas de su ambiente, jugar con sus manos o con su voz. Es lo que más adelante se denomina la capacidad para relajarse.

Más tarde, en una etapa mucho más avanzada en que el Yo ya se encuentra completamente maduro, el hijo adquiere la capacidad para estar solo en ausencia total de la madre o de elementos del medio que la representen.

Me gusta este concepto, me llega al corazón. Tantas veces vi a mis hijos "cantando" solos, vocalizando en sus cunas o explorando sus manitos o pies tendidos sobre alguna manta en el suelo. Y nunca olvido que ese logro fue gracias a que yo estaba con ellos pero sin ellos. Es decir, a su lado, pero permitiendo que estuvieran solos, que aprendieran una habilidad que algunos adultos nunca llegaron a adquirir, lo que los lleva a padecer gran ansiedad y temor a lo largo de sus vidas.

Mi madre también supo hacerlo conmigo. No puedo pensar lo contrario si amo la soledad tanto como la amo, si disfruto los momentos conmigo misma a veces más que en compañia de otros. Y los más lindo de todo, es que se puede conservar la capacidad de estar solo acompañado, que no es más que estar junto a un ser querido en silencio, disfrutando cada uno de su propia soledad.



5 comentarios:

Carolina García Gómez dijo...

AHHHHHHHHHHHHHH, me encanta tener una explicación!!! Amo la soledad, amo estar sola y amo hacer actividades que me apasionan pero sola. Y con Miguel he tratado que sea un niño que se sienta a gusto con él mismo. Martín sigue dependiendo al 100% de nosotros, pero aún así tiene sus espacios de soledad y los disfruta. Un abrazo Natalia y qué buen tema.

Anónimo dijo...

Vaya... Iba a escribir un post preguntando a otros padres... porque a veces me siento culpable por dejar que mis hijas, de ocho meses y medio, jueguen solas en sus mantas. A veces estoy en el cuarto, otras veces aprovecho para hacer cosas, pero están tan a gusto, que pueden pasar hasta hora y media jugando solas y entre ellas. Y a veces creo que igual debería de estar ahí con ellas. Sin embargo, veo que se hacen independientes, que cuando quieren que vaya yo se ríen a carcajadas y tosen, y llaman mi atención, que si no, es que están a gusto, con sus pies, sus manos, girándose, explorándolo todo... Parte de lo que llevo escribiendo estos días también tiene su explicación en este punto, porque me dicen que no lo debo de hacer así... no sé si he entendido mal tu post, pero parece correcto, no? Es que a veces me parece como si les abandonara, como si no pasara el tiempo suficiente con ellas, como si mi presencia no fuera suficiente. Claro que hay ratos de mimos y abrazos, y reír y jugar conmigo, pero no tanto como entre ellas. Me gustaría que me dijeras si es suficiente... Quiero que sean independientes, y yo les veo muy felices y buenísimas. Gracias por el post. MUXUS!

Natalia dijo...

Tranquila!!! Claro que es necesario para ellas aprender a estar solas a gusto!!! No se trata de dejarlas angustiadas, llorando, o con hambre. Se trata de ir ayudándolas a adquirir una capacidad tan importante como la de estar a gusto con uno mismo.
Déjate guiar por tu instinto. Si las ves felices, lo que opinen los demás no vale nada de nada. Tú las conoces y las quieres más que nadie en el mundo.
Y, por cierto, yo hacía exactamente lo mismo que tú. Y no hay traumas por aquí :)))
Un abrazo.

Anónimo dijo...

Gracias Natalia... Hemos pasado el momento subidón, y ahora estoy en ese de habré y estaré haciendo todo lo posible? Sí, yo creo, no, sé, que son felices. Se ríen, no lloran, juegan, y de vez en cuando lo hacen con su ama. Gracias de verdad... me acabas de liberar de una especie de losa que se me echaba encima cada día al ir a la cama... Gracias!

Lorena Beltrán Villamil dijo...

Creo que mi hijo está entrando en ésta etapa y me fascina ver cómo explora su pies, sus manos, como coge sus juguetes, como se muerde los dedos. Me quedo tonta viéndolo crecer. :D