lunes, 3 de octubre de 2011

¿Conciliación?



Bueno, es cierto que mi caso es "especial" por decir lo menos. Primero, porque al momento de embarazarme no tenía un contrato formal en mi trabajo (llevaba sólo 2 meses trabajando en el área de la psicología laboral). En segundo lugar, porque tuve un embarazo complicadísimo y luego, porque mis hijos son trillizos, nacieron prematuros y necesitaron cuidados especiales durante mucho tiempo.

Así que tenían 2 años y 3 meses cuando recién pude volver a acercarme tímidamente al mundo laboral. Lo bueno de mi trabajo es que las cosas se pueden hacer tímidamente. No necesito elegir entre media jornada, jornada completa o nada. Puedo tener sólo uno o dos pacientes, lo que me permitió entrar paulatinamente al mundo del trabajo. Lo malo es que, dadas las condiciones (mis hijos no podían ir a una sala cuna porque dos de ellos eran asmáticos, y yo sentía que para una persona sola era mucha carga cuidar a tres, por lo que tenía ayuda, pero intentaba estar yo también) nunca llegaba el momento de ser un verdadero aporte económico para la familia. El dinero que ganaba se iba en pagarle a la cuidadora... Pero yo sentía que igualmente me hacía bien emocionalmente ausentarme unas horas para realizarme también profesionalmente, no sólo como madre.

Luego, con la entrada al jardín infantil (cerca de los 3 años) y más tarde al colegio, he sentido que tengo la oportunidad de explotar mi lado profesional. Sin embargo, aquí hay otro pero: soy Psicóloga Infantil, mi trabajo se realiza en las tardes, mientras mis hijos están en la casa.

Y, al menos en Chile, los colegios actúan como si supusieran que siempre hay una madre disponible para hacer las tareas o a estudiar con sus hijos. Les mandan a hacer cosas imposibles de hacer sin ayuda (por ejemplo, preparar una disertación con imágenes e información obtenida de internet a los 4 años de edad!). Los disfraces también son un tema. Siempre que hay un aniversario o una fiesta escolar me pregunto en qué estarán pensando las profesoras. No hay mamá trabajadora que pueda elaborar disfraces tan complejos como los que solicitan.

Y el tema más importante de todos: mientras he estado llena de pacientes y me he ausentado demasiadas tardes de mi casa, he sentido una culpa tremenda, y una sensación de ser irremplazable, aunque mi madre, el padre de mis hijos o la persona que contraté para ayudarme estén aquí. ¡Quiero estar! No siempre, pero quiero estar. Quiero enterarme de las cosas que les ocurren, de sus preocupaciones, sus alegrías y sus pequeños logros. No quiero que otro sea el que se lleve la alegría de disfrutar el día a día de mis hijos.

Gracias a que puedo trabajar por horas, he logrado conciliar maternidad y trabajo. Hago ambas cosas que amo y me siento realizada. Sin embargo, persiste el problema económico: pocas horas = poco dinero. Si quiero aportar una cantidad de dinero más grande, debo ausentarme más, y no es lo que quiero.

En fin, que después de casi 9 años que tienen mis hijos, el tema sigue siendo un dilema que, aparentemente, está solucionado, pero, en realidad, no lo está del todo.

Al menos puedo decir que se está aprobando en mi país la ley de post natal de seis meses (antes eran menos de tres), por lo que el tema está puesto sobre la mesa, las autoridades saben de nuestro conflicto y hacen esfuerzos por ayudar a darle solución. Pero aun estamos lejos, muy lejos.

Simplemente, es imposible desdoblarse. Y como dijo alguien por ahí: tener hijos es tener pequeños pedazos de ti andando por el mundo. Mientras trabajo, esos pedazos míos me necesitan a veces, y yo no siempre puedo estar.

9 comentarios:

Ale dijo...

es verdad... al menos en tu pega así como en la mía, es un poco mas facil conciliar ambas labores y pasiones, tengo amigas que el "horario de oficina" les destruye cualquier posibilidad de conciliar y solo pueden optar por una de las dos, y por un tema-lucas, se van a la pega tristes y cada vez mas lejos de sus hijos...
Pero vamos que se puede!!! a seguir con la lucha, nuestros niñ@s nos necesitan... y nosotras a ellos también!!!

Natalia dijo...

Hola Ale. Sí, tenemos suerte. Pero nuestras historias de conciliación son excepcionales :(

Un abrazo.

Anónimo dijo...

En nuestro caso es complicadísimo... yo ahora estoy de excedencia en mi trabajo, pero por ser prematuras hasta los 2 años no me recomiendan los médicos llevarlas a la guardería, así que queda más d eun año sin ingresos... no sé qué vamos a hacer! Pero bueno, es lo que toca... Lo conseguiremos!!!

Natalia dijo...

Hola padresdetrillizas. Es exactamente lo que nos pasó a nosotros. ero ¿sabes? Nunca falta el modo de arreglárselas para poder vivir. Tal vez hay que apretarse los cinturones en algunos aspectos, pero se puede!!!
Claro que lo conseguirán!!!

Anónimo dijo...

No pasa nada, los apretaremos lo que sea necesario, así igual me quito esta tripilla que me ha quedado, je, je! Bueno, fuera de bromas, creo que lo complicado será volver a entrar en el mercado laboral, pero eso será dentro de un tiempo, ahora toca disfrutar...

Natalia dijo...

:))) ¡Qué bueno que lo veas como "disfrutar"! Yo, en algún momento de mis tiempos sin trabajo, llegué a sentirme un poco esclavizada por la maternidad. Admiro tu actitud positiva :)))

Anónimo dijo...

Depende del día, depende del día... Pero la actitud siempre positiva, aunque haya días malos por tener tan poca independencia...

Natalia dijo...

jajajaaj! Sip, depende del día. Pero al sacar cuentas finales, siempre los resultados resultan positivos ;)

Anónimo dijo...

Eso es!!!!