martes, 25 de octubre de 2011

Prematurez (Parte XIII) Recuerdos que Duelen


Una tarde Cristóbal y yo fuimos a un control de rutina con su Médico Otorrino. Nada especial, algo a lo que ambos estamos acostumbrados debido a que, sumado a su hipoacusia, tiene otitis a repetición.

         Al salir de la consulta del Doctor pasamos, casualmente, por el laboratorio, frente al cual recordé repentinamente unos exámenes de sangre que tenía pendiente realizarme. Con naturalidad, le expliqué a mi hijo que entraríamos para que tomaran una pequeña muestra de mi sangre, sólo un pinchacito y volveríamos a la casa. Fui muy clara y precisa: el pinchazo sería para mí, no para él.

         Entramos al box de atención, me senté y descubrí mi brazo. De pronto, vi a Cristóbal salir solo hacia el pasillo. Lo llamé pero no obtuve respuesta. Al salir me encontré a mi hijo de espaldas a la puerta, mirando por una ventana. Por su cara corrían dos gruesas lágrimas. Lo tomé y noté que temblaba.

         Durante todos estos años he vivido enumerando una y otra vez las secuelas que en él dejó el padecimiento físico sufrido durante sus primeros años. Atribuí a la experiencia vivida sus rabietas, su dificultad para “soltarme”, su tendencia a querer controlar todo y a todos, su necesidad de permanecer cerca, sus arcadas, su incapacidad para comer por la boca hasta los 6 años… En fin, muchas cosas.

         Pero nunca, como esta vez, pude ver tan patente las secuelas de estos recuerdos traumáticos. No fue el llanto de un niño que tiene miedo a las jeringas, fue el de un hombre que ha sufrido y evoca ese dolor del alma como la más intensa de las experiencias.

         Demás está decir que intenté aliviarlo y que nunca sé si lo que hago es suficiente para él. Sólo puedo agregar que ese día, como nunca antes, me enfrenté a la necesidad de borrar ciertos recuerdos de la memoria emocional de Cristóbal. Sé que no es posible, pero dicen que en querer no hay engaño.


13 comentarios:

De chupetes y babas dijo...

Yo también creo que la experiencia que viven en neo, queda en ellos, y surgirá muchas veces de forma inconsciente. Pero también por eso son niños especiales...

Te mando un abrazote.

Natalia dijo...

Sí Albertina, creo lo mismo que tú. Son niños más empáticos con el dolor ajeno... Pero el dolor de los hijos duele :(

Un abrazo.

Vicky dijo...

ay qué fuerte... muchas veces también me he preguntado si mis niñas tendrán recuerdos de esa época difícil que vivimos, nunca les he preguntado la verdad es como si quisiéramos borrar esa parte. Este año fueron unas enfermeras al jardín para pesarlas y medirlas y cuando fue el turno de Leticia entró en colapso, la tía me decía que gritaba desesperada cuando la trataron de sentar en la pesa y se aferraba a ella como un gatito asustado y sólo se calmó cuando la tía le dijo que no le pasaría nada y que ella la acompañaría en todo momento. Me dolió el corazón, te encuentro toda la razón el dolor de los hijos llega a doler más que el propio… un Abrazo de oso para los cuatro!

Natalia dijo...

Hola Vicky. Yo creo que recuerdos muy conscientes no tienen. Pero tal vez sea peor tener la idea de que el área de la salud es peligrosa y no saber mucho porqué sientes esa angustia.

Yo les he ido explicando con los años (tus niñas igual son muy chiquititas) que en la Neo los pinchaba, que a Cristóbal lo operaron varias veces, etc. Nada demasiado dramático, pero creo que es importante que sepan lo que les ocurrió.

En este mismo momento Cristóbal está con su papá tomándose un examen de sangre porque se estancó en el crecimiento. La verdad es que me tuve que tomar un ansiolítico. No tolero bien la mirada de angustia de mi niño frente a estas situaciones.

Besos!

trestrillistigres dijo...

Ya estoy llorando como una magdalena...no se que tiene tu blog que me esprime. Justo hoy escribia sobre los niños mimados, y pensaba en la semana que estubo mi flaquito en la neo solito, si había sido eso lo que le hace más demandante y llorón, o si por el contrario el sentimiento de culpa que tengo por aquella semana me ha hecho a mi mimarlo demasiado. Por lo demás en las consultas de pediatra y cuando les vacunan lo soportan bastante bien, aunque todavía son muy pequeñitos.

Vicky dijo...

Te entiendo muy bien, a mi también me cuesta estar calmada frente a esas situaciones pero es necesario poder transmitirles tranquilidad aunque sea de la boca hacia afuera, si ellos nos ven serenos y seguros es también más fácil para ellos.
Animo y fuerza, todo saldrá bien ya verás! Abrazo de oso multiplicado por 2 y todas mis vibras positivas para que el examen de Cristóbal salga no bien sino EXCELENTE!.

Natalia dijo...

Trestrillistigres: yo creo que son ambas cosas: la actitud nuetra mezclada con el trauma de ellos. Mi Cristobal realmente padeció muchos dolores hasta los 6 años. Fue operado 5 veces y tantoos exámenes y cosas más. Pero el día del pinchazo a MI brazo, te prometo que yo iba relajadísima... creo que lo que más me dolió fue que llorara aun cuando sabía que nadie lo iba a pinchar a él. En fin, los recuerdos son parte de nuestra historia, e intentar borrarlos sería intentar cambiar a nuestros hijos, y eso yo no quiero hacerlo.

Vicky: linda! Qué amorosa eres! Ya pasó el pincazo de hoy. Fue con su papá, pero desde el auto me llamaron y pude escuvhar su voz temblorosa. Lo peor es que ya está empezando a considerar injusta su situación, Y frente a eso, no hay argumento que valga.

Un beso para cada una!

Anónimo dijo...

Por eso algunas personas los llaman "ángeles", por su grado de madurez, como mencionas, producto de esas experiencias que los han hecho crecer. Y estoy de acuerdo en no borrar todos esos recuerdos, ni sentir lástima por ellos, sino más bien respeto ya que ellos son grandes (figurativamente hablando :)...), y si esas vivencias están ahí, debemos hacer que valgan la pena, que nos hagan expandirnos hacia la felicidad real. Un abrazo enorme para tu precioso, y otro para ti.

Natalia dijo...

Hola Luisa. Estoy muy de acuerdo contigo. Creo qu oensamos muy parecido.

Sólo una cosa: creo que llamarles ángeles es mucho... Son personas comunes y corrientes, quizás más sabios, quizás más "grandes", pero comunes y corrintes, al fin y al cabo. No sé, a veces pienso que llamarles ángeles es poner mucho peso sobre sus espaldas de niños que fallan y que tienen defectos como cualquier niño del mundo.

Me gusta pensar que las huellas dolorosas implican mucho aprendizaje en mis hijos, tres niños como cualquiera.

Un abrazo!

padresdetrillizas dijo...

Pobre... no es sólo la neo, es luego una serie de años en los que ha tenido que lidiar con muchas cosas... y al ver que te pinchaban, pensó que tú también sufrirías, y lloraba... pobre... y luego el dolor de la madre al sentir su dolor... poco a poco irá pasando, de eso sabes tú más que nadie, y será parte de su vida sin tener que ser un sufrimiento. Dale un abrazo enorme desde aquí a ese pedazo de corazón!

Carolina García Gómez dijo...

Y nunca te cansés de intentarlo por favor!!!!! Si no de borrarlos, por lo menos de hacer que sus buenos recuerdos sean tan buenos y alegres, que vayan socavando a los dolorosos. Un abrazo.

Natalia dijo...

padresdetrillizas: sí, es triste. No sé si lo superará, sólo espero que siga siendo feliz, al menos cuando no hay un doctor cerca :)

Carolina: nunca bajaré los brazos! Y es un niño feliz, ése es nuestro gran logro. Lo otro es una experiencia que, espero, pueda ir integrando poco a poco como parte de su pasado.

Un abrazo para las dos!

padresdetrillizas dijo...

Tiene una mamá que le va a ayudar a que sea parte de su carácter, pero que sea sin dolor, claro que sí, seguro! Si te descuidas, de mator médico para poder ayudar como le han ayudado, ya verás! Un abrazo!!!