A los 2 años jugando en otoño.
A los 21 ó 22 años en un viaje a Chiloé que hice con una amiga de la Universidad.
Fui la primera hija de un matrimonio joven.
Fui una niña tímida y muy apegada a mis padres.
Viví mi primera infancia en el campo, relacionándome más con mi corderito que con otros niños.
Luego, me convertí en la hermana mayor de un total de 3.
Mis papás se separaron cuando yo tenía 12 años.
Estudié en un colegio de mujeres, del cual aprendí mucho y conocí a mis mejores amigas hasta el día de hoy. Fui una joven "normal", cuestionadora, apasionada por la vida, reflexiva y también sedienta de libertad.
Obtuve notas "normales" en el colegio.
Elegí estudiar Psicología por considerarla una carrera más "aterrizada" que Filosofía (la que me gustaba más.)
Disfruté muchísimo mi época universitaria.
Me enamoré de la Psicología e hice grandes amigos.
Me enamoré también de viajar. La primera vez que lo hice, fue a México.
Tuve un par de pololos antes de conocer a mi actual marido.
Me casé a los 24 años con la islusión de tener un hijo y formar una familia.
Y después todo cambió...
Durante algún tiempo, no poco, sentí que la historia previa a mi maternidad especial se borró, se anuló, desapareció. Fue como si mis raíces, mis vivencias, mi historia hubiesen dejado de tener sentido. Sólo importaban mis hijos y la meta de mantenerlos vivos y lo más cerca posible de la sanidad. Abandoné mis pasatiempos, dejé de ver a mis amigos, me olvidé de mis gustos. Me dejé estar personalmente hasta en los aspectos más básicos. Comencé a sobrevivir más que a vivir, empecé a hablar y pensar en un idioma diferente, dejé de sentirme la Natalia cuya historia previa a la maternidad había determinado fuertemente. Sólo tenía ojos, manos y alma para mis hijos. El mundo comenzó a girar en torno a ellos y todo el resto simplemete desapareció.
No estuvo mal. No tengo motivos para reprocharme el haberme abandonado, fue lo único y lo mejor que pude hacer dadas las circunstancias. Sin embargo, fue mucho más difícil de lo que pensé volver a decir "YO", y, claro, no creo que alguna vez vuelva a ser tan egocéntrica como fui. Por cierto, no espero serlo, no quiero serlo.
Pero debo decir que me demoré cerca de 4 ó 5 años en volver a ver a alguna amiga de vez en cuando, en leer un libro, en comprarme algo más que un pantalón básico de batalla, en disfrutar una tarde de tranquilidad, en pensar, alejada de la culpa, en pequeñas necesidades mías que estaban muy lejos de ser satisfechas.
Afortunadamente, para volver a pensar en mí, no he necesitado abandonar a mis hijos. He aprendido a hacer las dos cosas al mismo tiempo. Pero no puedo negar que a veces me doy cuénta de cuánto me falta por retomar, de cuánto de mí sigue estando anulado debido a la experiencia de la maternidad especial.
Me tendré paciencia. Retomar la vida no es algo que se pueda hacer de un día para otro. Y hay marcas de las que ocuparse, huecos qué tapar, heridas qué sanar. Hay mucho trabajo por hacer.
No estuvo mal. No tengo motivos para reprocharme el haberme abandonado, fue lo único y lo mejor que pude hacer dadas las circunstancias. Sin embargo, fue mucho más difícil de lo que pensé volver a decir "YO", y, claro, no creo que alguna vez vuelva a ser tan egocéntrica como fui. Por cierto, no espero serlo, no quiero serlo.
Pero debo decir que me demoré cerca de 4 ó 5 años en volver a ver a alguna amiga de vez en cuando, en leer un libro, en comprarme algo más que un pantalón básico de batalla, en disfrutar una tarde de tranquilidad, en pensar, alejada de la culpa, en pequeñas necesidades mías que estaban muy lejos de ser satisfechas.
Afortunadamente, para volver a pensar en mí, no he necesitado abandonar a mis hijos. He aprendido a hacer las dos cosas al mismo tiempo. Pero no puedo negar que a veces me doy cuénta de cuánto me falta por retomar, de cuánto de mí sigue estando anulado debido a la experiencia de la maternidad especial.
Me tendré paciencia. Retomar la vida no es algo que se pueda hacer de un día para otro. Y hay marcas de las que ocuparse, huecos qué tapar, heridas qué sanar. Hay mucho trabajo por hacer.
7 comentarios:
Que bueno conocerte un poco más..... cuesta mucho decir YO con la maternidad especial, no sé como será para las otras madres. Debe existir igualmente una sensación de postergación, pero no tan extrema, me imagino.... y también debe depender mucho de las estructuras de personalidad.
En todo caso me encantó lo de criarse con un amigo corderito... un abrazo grande
Yo me demoré 6 años!!! Pero quizás redescubrirse nos entregará mucho más que si nunca nos hubiésemos 'perdido', no? :)
Hermosa tu historia Natalia, yo era la chica que decia : "hijos después de los 30, primero la carrera!" Y bueno la vida me dijo " no no.. primero los hijos y después la carrera".
Igualmente las dos cosas van de la mano actualmente.
No me quejo de mi juventud pese al " no disfrutaste tu adolescencia.." (porque quedé embarazada a los 19 años), creo que la disfruté y mucho! y aún disfruto comportándome como niña de vez en cuando jejeje. El colegio fue mi mejor etapa y mis primeros años de Universidad también, y en esas dos etapas ya era mamá.
Igualmente creo que soy "otra andrea" tampoco se que Andrea SERIA sin mis hijas, y sin todas las cosas que nos pasaron..
Acabo de descubrir tu blog. Tres hijos al mismo tiempo y prematuros, creo que es totalmente comprensible lo que te pasó. Seguro que eres una campeona.
Creo que eso nos pasa a todas las mujeres, olvidamos que a parte de ser mamas, somos mujeres. eso trato de recordarmelo todos los días. He tratado, con mucho esfuerzo de no perder mi circulo de amistad, aunque a veces cueste mantenerlo, asi como hacer las cosas que me gustan.
Claro nada es como quisiera, pero asi somos las madres, dejamos un poco de vivir nuestras vidas, por vivir para nuestros hijos.
Supongo que cuando esten mas grandes y mas autonomos sera mas facil....
Es un pokito komplicado, la vida cambia tanto... Kedáte kon k tus hijos estarán super orgullosos de tí y kon el tiempo todo se recuperará
Besotes grandes ok ¿? Muck :D
Natalia que dificil, la verdad es que yo hubiese sido feliz encerrandome en mi mundo con mis niñas pero mi marido era el encargado de hacerme ver qe no estaba bien y de cierta forma con mi hermana me obligaban a tener espacios para mi... Pero también me dí cuenta que uno va buscando personas acordes también con lo que uno va viviendo, tengo amigas muy queridas que aun no tienen hijos, que están en otra etapa de su vida, y bien por ellas, yo las sigo queriendo igual pero me he acoplado mas a personas que están viviendo algo "parecido" a lo que yo vivo, hijos, familia, trabajo no se si me explico... y la verdad es que ha sido una experiencia enriquecedora :)
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