Soy una mujer escéptica en general. Creo en la ciencia, creo en los hechos concretos y visibles, creo que hay que ver para creer. No sé si lamentable o afortunadamente, no soy capaz de entregarme a la fe ciega. No tengo ese don.
Sin embargo, la vida, el destino (o tal vez, alguien llamado Dios) se han encargado de poner a prueba mi dificultad para despegar los pies de la tierra. He vivido con enorme sorpresa hechos que me han llevado a decir que sí creo en los milagros. Yo los he experimentado, a mí me han ocurrido. Sé (no creo, sé) que son posibles.
A mi hijo Pedro lo dieron por muerto antes de nacer. El ecógrafo me mostró que no había líquido amniótico en su bolsa, la ecografía que buscó sus riñones me corroboró que no los tenía, vi con mis propios ojos todos los signos de un severo síndrome incompatible con la vida fuera del útero materno. Investigué, leí mucho en internet. A mí no me lo contaron... A mí me lo mostraron, me lo explicaron con palabras científicas pero comprensibles. Yo estuve ahí, en esas varias ecografías de última generación que indicaban que no había motivos para dudar, que mi hijo Pedro moriría al nacer, o tal vez antes.
Y no fue. Está vivo. Tiene dos riñones sanos y 100% funcionales. Está conmigo y su cuerpo está completito. Todos los días se encarga de hacerme rabiar, hacerme reir, hacerme responder 1001 preguntas, agota mis energías y me recuerda que está bien ser una persona práctica, pero que nada, absolutamente nada es imposible. Podría decir que su vida, la de mi Pedro, es mi fe.
Hace algunas horas se dio por perdido en mi paías un avión que llevaba a 21 personas rumbo a la Isla Juan Fernández a contribuir para terminar de una vez por todas su reconstrucción post terremoto de febrero del 2010. Dicen que están muertos, dicen que cayeron al mar, que han encontrado algunas pertenencias personales y una puerta del avión flotando. Dicen que es casi imposible encontrarlos vivos. Dicen que sólo un milagro podría haberlos hecho sobrevivir.
Y yo me pregunto ¿porqué no? Si nos ocurrió a nosotros, personas comunes y corrientes que no esperábamos nada, ¿porqué no a ellos?
Yo sí creo en los milagros. Sé que no ocurren siempre, aunque a veces se desee que ocurran con tanta fuerza. Pero sí ocurren. Yo lo viví. Yo estuve ahí. Yo tengo en mi casa a un milagro que duerme y despierta todós los días para tomar desayuno e ir a aprender, y a jugar al colegio.
¡Fuerza a las familias de las 21 personas perdidas! ¡No pierdan la fe! ¡Crean, sigan creyendo hasta el final!
5 comentarios:
Ojala Natalia sea asi, todos esperamos la mejores y optimistas noticias...
Pensemos positivo y mandemos las mejores vibras para ellos, que los rescaten sanos y salvos...
Fuerza a los familiares...
Felipin, queremos seguir contando con tu compañia cada mañana.....
¡¡¡¡Que lindo tu testimonio Natalia, recé tanto por Pedro antes y después de nacer,(el sentenciao, le digo cuando cuento a alguien tu historia jajajajaj) no me sorprendió el milagro porque siempre he creído en ellos, pero si me maravillò y pensé que era un justo premio por no haber querido "reducirlo", muchas veces he contado tu caso a personas que abogan por el aborto terapeutico
Te quiero muchísimo y me siento muy muy orgullosa de ti
¡¡Me das una energía cuando te leo!!!
Mucha fuerza para esas familias, que seguro se agarran a que es posible. Ojalá lo sea!!
Muy hermoso tu escrito Natala... Y si es cierto que existen los milagros y tu sabes que muchos de nuestros hijos si que lo son... y los milagros tambien transforman gentes, corazones y sentimientos.... Hay que desearlos con Fe y creer que puede ser posible.... Confiemos en el señor que encontraran a los pasajeros de ese vuelo.... Bendiciones!!!
"Es, pues, la Fé la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se vé" Hebreos 11:1 Hay una historia en la Biblia, conmúnmente conocida de Pedro el pescador, el que caminó sobre las aguas del mar en medio de una tormenta atroz,(Mateo 14:22-33) cuando Jesús le dijo que se bajará de la barca y comenzara a caminar sobre el mar, verdaderamente le pidió que hiciera algo totalmente irracional, fuera de toda realidad posible, la FE de Pedro comenzó cuando se incorporó y saco un pie de la barca y lo puso sobre el agua, comenzo a caminar sobre las aguas del mar...pero cuando Pedro, desvió su mirada de Jesús y comenzo a ver la fuerte tempestad y se dió cuenta que en verdad caminaba sobre el mar sin hundirse....entonces comenzó a hundirse....comenzó a ahogarse.
Igual que tú, todos los días contemplo mis pedacitos de Fé, mis milagros y compruebo que Dios existe, que la Fé va más allá de toda ciencia comprobable, exacta y repetible. Igual que tú me uno al dolor, pero me uno a la esperanza de esas familias que esperan vivir su milagro.
La Fé es como el viento, no lo ves, pero sientes como golpea tu cara y es un hecho, que despeina tu cabello.
Abrazos al precioso y maravilloso milagro llamado Pedro. Con amor, DianaLaura
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