Más de algún médico en más de una oportunidad me solicitó someter a mi hijo Pedro a una resonancia cerebral. Es un examen que a esa edad (menos de un año de vida) debe realizarse bajo anestesia general para asegurar que el paciente va a permanecer inmóvil durante todo el tiempo que dura la toma de imágenes. Es decir, conlleva algunos riesgos y molestias para quien debe someterse a él.
Yo me limité a hacer la pregunta que me surgía espontáneamente: ¿Para qué?. Pero nadie supo darme una respuesta convincente.
Se supone que la parálisis cerebral debe estar asociada a daño en alguna zona del cerebro, lo que debiera poder verse en imágenes. ¿Y qué aporta el examen? Absolutamente nada. Es saber por saber. No cambia el tratamiento, no cambia el diagnóstico, y acerca del pronóstico nadie nunca se atreve a aventurarse. (Y aunque se atrevieran, mi experiencia me dice que no debo creer en los “nuncas” ni permitir jamás que nadie les ponga techo a mis hijos). Es decir, no hubo argumento que me haya convencido de realizar el dichoso examen. Y punto.
Un día estuve conversando acerca de este tema con el pediatra de mis hijos, a quien, a esas alturas, ya consideraba más un amigo que un doctor. Él fue bastante duro y me dijo que creía que estaba intentando esconder la cabeza como el avestruz para no ver la realidad.
Llegué a mi casa, entré a internet y busqué el motivo por el que los avestruces esconden su cabeza. Esto fue lo que encontré:
“…si aparece alguna fiera que pueda atacar el nido, la hembra se tira sobre los huevos, los cubre con sus plumas, y pone su cabeza y su cuello sobre el suelo para "camuflar" la zona.”
“Por lo tanto, la política del avestruz debería ser aplicada para decir aquello que significa ofrecerse para proteger a los más débiles.”
Nada qué agregar. Estoy orgullosa de haber escondido la cabeza como el avestruz para proteger a mi hijo de ser sometido a un procedimiento invasivo e innecesario. Ya sufieciente tuvo con todos los pinchazos, exámenes e intervenciones que se le realizarosn durante su primer año.
Pienso que hay cosas que no necesitamos precisar. Hay diagnósticos que no tienen que ser afinados para poder llevar a cabo un tratamiento adecuado y darles todas las opotunidades a nuestros hijos para crecer y desarrollarse lo mejor posible.
No olvidaré nunca que los médicos proponen, pero la decisión final acerca de la salud de nuestros hijos la tomamos nosotros, los padres. Y con nuestra intuición y buena disposición, lo haremos bien, estoy segura de eso.
Pedro a los 11 meses.
8 comentarios:
De ahora en más siempre me acordaré de tu descubrimiento del avestruz... Te felicito por pensar en lo mejor para tu hijo!!! te mando un beso grande, grande para vos y pedro especialmente...y para toda la familia avestruz!
Jajajaaja! Ahora somos la familia avestruz!!!
¿Sabes? Han pasado 8 años desde que decidí hacer todos los tratamientos pero no hacer más exámenes invasivos y nunca me arrepentiré. Fue lo mejor que pude hacer. La intuición de madre puede mucho.
Un abrazo!
Ignoraba eso del avestruz, maravilloso!!!
A Fer le practicaron un estudio así. Y cuando algún médico lo ha visto, sólo dice un par de palabras respecto a éste. Y nada nuevo, creo. Te apoyo.
Hola soy Núria (Mama de mellizos de 2 años)
Llevo semanas siguiendote y no sabes hasta que punto me siento identificada, aunque mis niños no tuvieron ningun problema de salud grave, nacieron con 32 semanas y estuvieron 21 largos días en la incubadora, hasta dia de hoy doy gracias a dios.
Admiro tu sinceridad y me he emocionadoleyendote,me encanta ver a tus hijos tan felicies!!
Te mando un abrazo y un besote para tus hijos
Luisa: lo sospechaba. Lo importante es revisar al niño y hacerle el tratamiento que necesita :)
Núria: No sabes cúando me alegra leer el comentario de alguien que nunca había comentado. Gracias por tus palabras, y espero leerte más seguido.
Un abrazo para cada una!
Creo que tienes toda la razón del mundo... Ten cuidado no quieran hacer cinturones contigo, je, je, je! Un abrazo!!
Acá me tienes comentando... Sorprendente lo de la Avestruz ... No entiendo cómo un acto de.protección y amor terminó siendo símil de un acto de cobardía y negación.
Al mayor querían hacerle una resonancia al cumplir el año porque a los tres meses sufrió convulsiones y a los seis con el tac durante el sueño les pareció q algo no iba bien .. Por fortuna la cita la dieron cuando estábamos fuera... Igual no estábamos convencidos y mi.instinto me decía q no era necesario ....7 años han pasado y mi niño está bien .. Claro lo nuestro eran simples sospechas..
Hola Catalina! Me alegra MUCHO que comentaras!!!
Mira, yo creo que a algunos puede parecerles un poco negligente... Pero es que yo creo mucho en el instinto materno. Claro, durante los primeros meses de mis niños no creía en mi instinto, pero con los meses fui dándome cuenta que era capaz de "adivinar" lo que les ocurría.
Por eso me gusta nuestro pediatra, porque siempre me pregunta mi opinión y me escucha en serio... me cree.
Por supuesto que no se trata de evitar TODA intervención, pero hay algunas que responden más a la curiosidad de los médicos que a la necesidad real de obtener información relevante.
El caso de tu hijo es otro ejemplo. Yo sí le he hecho muchos exámenes a mis hijos, pero nunca cuando se ven sanos y se nota que no pasa nada, o al menos nada que se pueda evitar.
Un abrazo! Y espero leerte por aquí seguido.
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